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Archive for diciembre 2005

Carlos Kaspar: un gentil “hombre malo”

Posted by Mercedes Quiroga Cortínez en diciembre 17, 2005

El gesto recio de “el Bebi”, el asesino de “Resistiré”, y la mirada intimidatoria de “Dino”, el mafioso de “Hombres de Honor”, quedan reservados para el estereotipo del villano de las series televisivas. El Carlos Kaspar de carne y hueso, que se impone por su presencia robusta y su tipo germano, es un hombre plácido, con un hablar pausado. En el intervalo de una grabación, el actor se prestó a la entrevista y a contar aspectos emotivos de su vida.


Nació en Munro, provincia de Buenos Aires y se crió en Carapachay. Su primera lengua fue el alemán y cursó sus estudios en el Instituto Ballester. Cuando se refiere a su infancia y adolecencia, trasunta en él un fuerte arraigo con su barrio natal y la escuela, los que signan su vida hasta hoy, a los 40 años.

“Mi primera experiencia teatral alucinante fue en el colegio, a los 14 años, cuando protagonicé a Bautista, el padre de Catalina, en La Fierecilla Domada, de Shakespeare. Al principio sentía que me divertía, pero poco después me dí cuenta de que el teatro era seriamente mi vocación. Fue la misma época en la que se produjo un cambio en mi persona; en la que comencé a leer. Hasta el momento había sido un vago que vivía en el potrero”, relata entre risueño y nostálgico.

¿Cuando finalizaste la escuela comenzaste a estudiar teatro?
No. Aunque ya sabía que mi vocación era el teatro, pensé que debía asegurarme una profesión que me diera de vivir. Iba a estudiar letras, pero finalmente opté por la carrera de psicología, en la UBA. Ingresé en 1984 y me recibí en 1990”

Mientras cursó su carrera universitaria, fue preceptor en el colegio alemán Goethe, lo que le permitió estudiar y continuar con su experiencia teatral. “Nunca dejé el teatro”, dice con orgullo. La psicología, el entorno escolar y el escenario, pudieron haber trazado caminos que se bifurcan. Pero finalmente las tres disciplinas arribaron a un punto en común: cuando se recibió de psicólogo se especializó en adolescencia y orientación vocacional e inició su carrera como docente en el área de expresión dramática en la escuela donde se desempeñaba.

“La psicología me brindó una forma de trabajo: elementos para comunicarme y establecer un vínculo con el otro. Lo desarrollé en la docencia y en la dirección teatral. Veo a la dirección como un proyecto colectivo de trabajo, donde el problema más usual es el lenguaje”.

¿Conectás el teatro con la terapia?
Hay quienes lo hacen. Pero cuando dirijo no mezclo estas dos disciplinas.

¿Cómo continuaste tu formación artística?
Estudié con Guillermo Battaglia, Alberto Rodríguez Muñoz, Jaime Kogan y Javier Daulte, entre otros. En el teatro Payró me terminé de formar profesionalmente como actor y director.

¿En cuál de los medios artísticos te interesa más incursionar?
Como principio general, en todos. El actor no tiene que negarse a ningún medio, tiene que adaptarse a todos ellos; desde la radio hasta el cine, pasando por la totalidad, aún la internet, si es el caso. Por dos razones: la posibilidad de expresión y la de trabajar. Cada medio significa obstáculos y, a su vez, presenta desafíos que uno tiene que sortear como actor y que sirven para enriquecerse profesionalmente.

Kaspar destacó que hoy prefiere trabajar en la televisión, la que hasta ahora le proporcionó la fama de personaje rudo y malvado, aunque le interesaría transitar también con otros tipos de caracterizaciones. “Lo maravilloso que tiene la TV es el vértigo, la inmediatez, el aquí y ahora, el resolverlo ya. Es exactamente lo que llaman los ingleses el play; es jugar. En televisión es donde más jugás. Es una forma de improvisación que no es la improvisación teatral. Es muy exigente la TV”.

Con creciente entusiasmo, expresó que, a diferencia de otros actores, él ama hacer tiras diarias. “Lo ideal es hacer miniseries. Estoy haciendo “Vientos de Agua” con Campanella en una coproducción con Tele5 y Polka que se estrenará en enero España. Es un placer, porque puedo preparar bien mi personaje: el de un rumano ilegal en España. Tengo que hablar en español con acento rumano; la producción me ha puesto un profesor para entrenarme en el acento. Pablo Rago hace de húngaro. Salvo él y yo, los demás son actores de la nacionalidad que representan. Además de Campanella, la miniserie la dirigen tres directores más, como es usual en Estados Unidos. Es muy interesante trabajar con cada director. La mayor parte se filma aquí, pero dentro de unos días tendremos que viajar para filmar algunas de las secuencias en exteriores, que transcurren en España”.

Un anuncio de la producción, indicó el tiempo final de la entrevista: Kaspar debía continuar con la grabación. El “hombre malo”, buenamente, se despidió.

Perfil del actor

“Papá es un ídolo”, “Solo por hoy”, “Te besaré mañana”, “Estela Canto, un amor de Borges”, “No muertos”, “Vendado y frío”, “Siete años en el Tíbet” y “Flores amarillas en la ventana”, son algunas de las películas en las que Carlos Kaspar participó.

En teatro protagonizó “Shylock, el mercader de Venecia”, «Hamlet, lo mismo y lo otro” en El callejón de los deseos, con la dirección de Pompeyo Audivert, “Paulatina aproximación”, “Casino, esto es una guerra”, “Marta Stutz”, “Sueño de una noche de verano”, “Don Chicho”,”Sobremonte, el padre de la patria” y “Criminal”, entre otros.

En televisión actuó en “Trillizos”, “Como vos y yo”,”Club social y deportivo”, “El show de Videomatch”, “Cebollitas”, “Resistiré” y “Hombres de Honor».

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Gerardo «Tato» Young: «Hay una tentación de ocupar lugares que los periodistas no debemos ocupar»

Posted by Mercedes Quiroga Cortínez en diciembre 6, 2005

En una entrevista con alumnos de la Universidad de Belgrano, Tato Young relató cómo desarrolló su carrera y expuso su visión sobre el periodismo de investigación en el medio gráfico

La primera impresión que produce la presencia de Gerardo “Tato” Young es la de un hombre de aspecto aniñado, que difiere del prototipo imaginable del periodista que tuvo a su cargo casos como el atentado a la AMIA y el asesinato de José Luis Cabezas. Pero ni bien comienza a vertir conceptos sobre su labor, la imagen del rostro carilindo de llamativos ojos azules, pasa a un segundo plano y se impone la figura del profesional que en 15 años forjó una exitosa carrera periodística. La de quien hoy cubre el lugar del editor del equipo de investigaciones del diario Clarín. Leer más…

¿A qué edad comenzó a trabajar en periodismo?
A los 20, cubriendo noticias sindicales, en Diario Popular.

¿Cómo comenzó en Clarín?
Entre los 20 y los 21, colaborando en “Segunda Sección”, un suplemento dirigido al público joven, que salía los domingos. Se publicaban notas bizarras sobre los personajes de la noche, el under. Éramos 5 o 6, a los que nos mandaban a hacer el trabajo de calle y a visitar los boliches. Tiempo después pasé a cubrir policiales; una sección alucinante, que me encantaba.

Hoy es editor del equipo de investigaciones de Clarín. Hizo una carrera rápida

Cuando ingresé, a principios de la década del 90, había mucho movimiento en las redacciones; un recambio generacional importante en el que se produjo la retirada de aquellos que venían de la época de la dictadura. Hoy, en Clarín, hay una base enorme de tipos de treintipico; diría que son los más. Pero, después de mi generación, se cortó dramáticamente el ingreso de jóvenes. De hecho no se ve gente de 23 o 24 que ingrese al diario.

¿Sigue todavía el caso de la AMIA?
Cada tanto, porque tengo las fuentes.

¿Piensa que se va a resolver la investigación?
Hay que investigarlo y hay que pedir que investiguen. Pero si se me pregunta, no puedo saber cuál va a ser la resolución final del caso. En la lógica de la seguridad nacional de las naciones, un atentado con 85 muertos es una cruz más, donde después de ocurrido, ya están pensando en otra historia. Piensan así, porque el mundo es así. A todos nos duele, y a los familiares, ni hablar. Pero el mundo es asi.

En cuanto a las fuentes, ¿qué diferencia existe entre el manejo de información en el periodismo policial y en el de investigación?

El caso policial permite contar historias más cerradas. En cambio, en el mundo de la política hay momentos en los cuales todo tiene que ver con todo; el espectro se amplía, con demasiadas cosas en juego, y se torna difícil poner el foco en algo. Surgen 200 millones de actores y de relaciones. El caso Cabezas, por ejemplo, tenía de todo: policías malos, empresarios asesinos, politicos corruptos. Tenía un gran condimento para hacer un gran thriller, que es el sueño de todos los periodistas: el encontrar la gran historia. Pero también estaban en el medio las figuras de Menen, Duhalde y Yabrán. El caso se fue abriendo y transformando en coberturas largas, donde el riesgo era perderse. Ahí es cuando hay que volver a lo central. Eso es lo importante, no perder el foco. Es central el foco.

¿A quién le gustaría investigar hoy?
Al presidente Kirchner. Todo periodista quiere investigar al número uno. Pero siempre hay limitaciones.

¿Qué tipo de limitaciones tiene el periodismo de investigación?
Si pensamos en el caso AMIA, ni los medios de cobertura nacional ni los de cobertura sectorial trabajamos con entera libertad. Un medio como Nueva Sión (periódico judeoargentino), está sujeto a la interna del poder sectorial y no le va a dar nota a la derecha judía; diarios como Clarin y La Nación, que los domingos tienen un millón de lectores, están sujetos a la interna nacional y tienen que ofrecer todas las variantes y todas las voces posibles. Algo que me enojó de la crítica que hicieron los de Nueva Sión fue que afirmaron que Clarín, La Nación y Página 12 le dieron voz a Rubén Beraja, al juez de la causa y a los ministros del momento, o sea, a las voces oficiales. Las voces oficiales son muy importantes para el periodismo. Se debe comprender que los medios, entre otras cosas, son voceros del poder. Esa, nos guste o no, es la real función de los medios de comunicación: la de transferir al público la información sobre quiénes nos están gobernando; una voz que está legitimada por los votos de la ciudadanía.

¿Cómo surgió el equipo de investigaciones de Clarín?

Cuando mataron a José Luis Cabezas, yo estaba en la sección policiales y comencé a cubrir el asesinato. Al verse la importancia que revestía el caso, pasé a cubrirlo desde la sección politica. De allí surgió el equipo de investigación. El caso Cabezas podría decirse que tiene una cosa muy emparentada con el de AMIA. Los dos tienen la particularidad de extenderse en el tiempo. Son pocos los casos que tienen tanta duración en el tiempo. AMIA lleva 10 años de trabajo periodístico, de los cuales yo estuve seis. En el de Cabezas estuve tres, hasta el juicio. Me tuve que radicar en Dolores (Provincia de Buenos Aires). Para los 14 o 15 periodistas que cubrimos el caso, durante un año nuestra casa estaba en Dolores. Eso es alucinante, no se dan muchos casos así, en la vida del periodista.

¿Es difícil para un periodista casado, trabajar con este tipo de coberturas, donde debe alejarse por tanto tiempo de su familia?

Sí, hubo quien se divorció a causa de eso. Pero, en general, éramos todos muy jóvenes. Algunos formaron familia ahí y se casaron con chicas bonitas de Dolores. Pero sí, es como en los casos de corresponsales de guerra; cuando entrevisten a alguno, van a ver que son bichos raros, claramente.

¿Cómo se vió vinculado con el documental “Sed”?

Me convocó la directora (Mausi Rodríguez), porque yo había escrito mucho sobre la triple frontera. Ese, el de la triple frontera, es un ejemplo típico en materia de investigación y el uso de las fuentes de información. En los 90´, cuando estaban Corach en el Ministerio del Interior y Anzorregui en la SIDE, se alimentaba la idea de que en la triple frontera había terroristas. Lo cierto era que cuando se iba allí a investigar, no voy a decir que con la expectativa de encontrarse con un terrorista, no existía ni siquiera el secuestro de una granada. Lo que había allí, eran empresarios árabes astutos, nada más. Esto nos generaba un conflicto permanente con el gobierno, porque el diario no quería alimentar el fantasma del terrorismo, aunque Corach afirmara que la triple frontera era una cueva de terroristas.

Además de Clarin, ¿trabaja en algún otro medio gráfico?
No.

¿Le gustaría trabajar en otros medios?
Me encantaría dedicarme a hacer radio. Hice algunas cosas en television, pero muy malas. Participé un programa con Raúl Becerra que salió 3 semanas por Telefe y después estuve en una columna con Maru Botana. También hice un programa de cable con Miguel Wiñasky que duró un año, justo hasta el 2001, cuando anunciamos el fin de la convertibilidad, sin saber lo que se venía. Hay que aprender de otros formatos, es bueno.

¿Qué opina del formato digital como medio periodístico?
El formato digital es interesante, pero todavía nadie sabe qué va a pasar con eso, si va a reemplazar a los medios gráficos o no. Cuando salió la tele se llegó a decir que podía reemplazar al diario, pero no ocurrió así. La internet me parece un rival más bravo, aunque es un mar de informacion, donde no hay prioridad, no hay foco. Si vos no enfocás, no ves nada. Esa es la ventaja que todavía tienen los medios gráficos sobre internet. Lo que está en la tapa de La Nación y Clarín son las noticias más relevantes, mientras que la internet se rige por el tiempo, en lugar de la importancia de los acontecimientos.

  • El periodismo según Young.

    El rol del periodista: “No tenemos que ser los grandes profetas de la patria, defender la democracia ni cuidar a los pobres o darle de comer a los indigentes. (… ) Me parece que hay una tentacion de ocupar lugares que los periodistas no debemos ocupar”.

    La independencia de los medios: “No existe ningun medio de comunicación independiente; todos tienen su limitacion, sus reglas, sus condiciones editoriales. (…) Asi como los medios de comunicación son indispensables y solo pueden existir en el sistema democrático, hay que decir que son indispensables para el capitalismo y que solo se pueden comprender dentro de un sistema capitalista. El Granma de Cuba no es un diario, es otra cosa. Los diarios en los paises occidentales capitalistas, ya sea El Número 4 de Olavarria o el Washington Post, todos, funcionan bajo esa lógica”.

    Focalizar la cobertura: “…sintetizar la infor-mación y, sobre todo, concentrarla en uno o dos puntos. En el caso AMIA, se acusaba al juez (Galeano) de un montón de irregularidades. Nosotros decidimos concentrarnos en una: el pago ilegal que habia hecho al principal imputado de la a través de la SIDE. No hablabamos de las otras 59 irregularidades; hablamos solo de esa. (…). Tratamos ese aspecto como un elemento metafórico, donde la lectura se hace más sencilla y se logra marcar que las itrregularidades cometidas, son como ésta”.

    El tema de los familiares de las víctimas: “…como periodista, no puedo montarme, como se montan los medios, sobre todo la televisión, a la que le encanta hacer melodrama. No se puede corre detrás de los familiares y cubrilos como noticia, haciendo de eso una causa. En mi rol de periodista, no tengo que estar ni a favor ni en contra de Blumberg, Como aquellos periodistas que juntan firmas para pedir leyes en el congreso… ¿qué es eso? Estamos todos locos… ¿Qué tiene que ver eso con el periodismo?

  • Perfil “del joven Young”

“Tengo 36. No (se corrige) tengo 34”. Así respondió Young cuando se le preguntó la edad. La confusión, tal vez se deba a la cantidad de proyectos cumplidos, condensados en apenas 15 años, desde el momento en el que cambió sus estudios de abogacía por los de periodismo, y luego optó por formarse desde la práctica profesional, para llegar, hasta ahora, al cargo de editor del equipo de investigaciones del diario Clarín. Desde ese puesto, junto con su equipo de trabajo, en 2003 recibió, de la mano de Gabriel García Márquez, la distinción que anualmente otorga la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en la categoría de Especial Multimedia por la investigación “Piqueteros, la cara oculta de un fenomeno”.

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